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"No se puede pensar el club sin la mutual o la mutual sin el club", remarcan en la entidad de la zona norte rosarina, que tras una profunda crisis se recuperó y hoy ofrece a casi 10.000 socios un amplio espacio para deportes y recreación con óptimos servicios solidarios.

 
A mediados de los ‘90 el efecto Tequila mareó y bien fuerte las finanzas del club Náutico Sportivo Avellaneda. Incluso, hasta el punto de acumular una deuda de más de dos millones de dólares y llevar a la entidad a una convocatoria de acreedores. Allí fue que un grupo de socios resolvió apelar a la creación de una Mutual, herramienta que primero avizoraron solo como tabla de salvación ante la difícil situación del club, que ni siquiera podía disponer de una cuenta bancaria para poder operar económicamente y funcionar con normalidad. Pero después, aquellos socios dimensionaron más ampliamente la funcionalidad y el espíritu de la Mutual, que se hizo motor del club del barrio rosarino Lisandro de la Torre. Así comenzó un proceso de saneamiento, recuperación y crecimiento que hoy los enorgullece: ahora casi 10 mil asociados disfrutan de las amplísimas instalaciones deportivas y recreativas junto al río Paraná y también de los servicios que ofrece la Mutual: ayuda económica con captación de ahorros, medicina odontológica, sepelios, farmacia a través de convenios, guardería náutica.
“También tenemos aprobado el reglamento para Proveeduría; y estamos trabajando para abrir un local donde ofrecer toda la ropa deportiva con la marca”, suma Horacio Di Paolo, tesorero de la entidad deportiva y de la Mutual. Di Paolo es contador; y mientras responde amablemente y con relatos muy detallados la entrevista de Tiempo Mutual, no deja de revisar y firmar atentamente papeles y cheques. Junto al Tesorero está el Presidente, José Luis Bollini, que es ingeniero; y muestra esa impronta de constructor cuando despliega el plano para el proyecto de la proveeduría de ropa deportiva con un brillo especial en los ojos.
Un Presidente hacedor nato, un Tesorero y administrador activo y prolijo: un combo ideal para cualquier institución, aunque ellos mismos se encargan de remarcar que la gestión se sostiene gracias a la labor de todo un grupo de unos 15 dirigentes y asociados.
 
Ayuda mutua y recuperación
La Mutual de Náutico Avellaneda recibió su matrícula del INAES el 30 de septiembre de 1996 y Bollini y Di Paolo se contaron entre los que habían emprendido los trámites correspondientes. Al mismo tiempo, el club empezaba a recomponerse tras las crisis que golpeó duro. A la institución que había llegado a superar los 23 mil asociados le quedaban apenas 1.200, la deuda en convocatoria era millonaria, hubo un embargo de la AFIP, que era el principal acreedor. Sin embargo, el trabajo emprendido para superar el mal momento permitió saldar la totalidad de las deudas -”debemos ser de las pocas instituciones que pagó todo, todo”, remarcan sus dirigentes-; y también recuperar e incorporar asociados hasta los casi diez mil actuales, que los fines de semana casi sobrepasan la capacidad del enorme club sobre el río Paraná, que incluye un amplio predio en la otra costa, en la zona de las islas, propiedad de la mutual, hasta donde se puede llegar en lanchas que la propia entidad tiene a disposición.
Bollini y Di Paolo destacan que son 25 las disciplinas deportivas que se practican: desde el básquet, el vóley y el fútbol de salón al ajedrez y las bochas, pasando por la natación y el incipiente water polo. El club tiene dos piletas, ocho gimnasios, canchas de tenis y fútbol, zona de camping, quinchos y parrillas, playas en ambas orillas. Instalaciones todas en óptimas condiciones gracias a los intensos y constantes trabajos de mantenimiento y limpieza, que los dirigentes reivindican como una de las claves para seguir creciendo.
También subrayan otro sostén: la sinergia entre Mutual y club. “No se puede pensar el club sin la mutual y la mutual sin el club”, afirman, premisa muy habitual en localidades más pequeñas de la región pero no muy extendida en el gran centro urbano de Rosario. Otros de los aspectos que resaltan como fundamentales son haber direccionado la convocatoria a las familias, lo que permitió lograr ese sello para la entidad; y “el orden, el no gastar más de lo que se tiene”, remarca Bollini.
Aún con esa prudencia, en la entidad de la zona norte rosarina siempre hay vocación de crecimiento. Y el gran objetivo de este momento es conseguir el financiamiento para concretar el proyecto de apertura de la proveeduría de ropa deportiva. “Queremos que todos los deportistas del club accedan acá a lo que necesitan. Y queremos instalar la marca Náutico”, remarcan Bollini y Di Paolo. Y todo indica que no demorarán mucho en lograrlo.